miércoles, 17 de julio de 2013

Si hija de mi amor, mi muerte fuese



Si hija de mi amor, mi muerte fuese
¡qué parto tan dichoso que sería
el de mi amor contra la vida mía.
¡Qué gloria que le morir de amar naciese!

Llevara yo en el alma a donde fuese
el fuego en que me abraso, y guardaría
su alma fiel con la ceniza fría
en el mismo sepulcro en que durmiese.

De esotra parte de la muerte dura
vivirán en mi sombra mis cuidados,
y más allá del Lethe mi memoria.

Triunfará del olvido tu hermosura
mi pura fe y ardiente, de los hados;
y en el no ser, por amar, será mi gloria.


Francisco de Quevedo


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