jueves, 17 de octubre de 2013

Sé que me muero



Sé que me muero de amor
y solicito el dolor.

Aun muriendo de querer
de tan buen ayre adolezco
que es más de lo que padezco
lo que quiero padecer.

Y no pudiendo exceder
a mi deseo el rigor.

Lisonxéame la suerte
con piedad tan advertida,
que me assegura la vida
en el riesgo de la muerte

Vivir de su golpe fuerte
es de mi salud primor.


Jean Baptiste Lully






sábado, 21 de septiembre de 2013

Ballade des dames du temps jadis. Balada de las damas de antaño



Dictes moi où, n'en quel pays,
Est Flora, la belle Romaine;
Archipiada, ne Thaïs,
Que fut sa cousine germaine;
Echo, parlant quand bruyt on maine
Dessus rivière ou sus están,
Qui beaulté ot trop plus qu'humaine?
Mais où son les neiges d'antan!

Oú est la tres sage Helloïs
Pour qui fut chastré et puis moyne
Pierre Esbaillart à Saint-Denis?
Pour son amour ot est essoyne
Semblablement, oú est la royne
Qui commanda que Buridan
Fust gecté en ung sac en Saine?
Mais où sont le neiges d'antan! 

La royne Blanche comme lis,
Qui chantoit à voix de seraine;
Berte au gran pie, Betris, Allis;
Haremburgis qui tint le Maine,
Et Jehanne, la bonne Lorraine,
Qu'Englois brulerent à Rouan;
Où son elles, Vierge souvreine?
Mais où son le neiges d'antan!

Prince, n'enquerez de sepmaine
Qu'elles sont, ne de cest an,
Qu'á ce reffrain ne vous remaine:
Mais où son le neiges d'antan!


François Villon




Decidme dónde, en qué país,
está Flora, la bella romana;
Archipiada y Thais,
que era prima hermana suya,
Eco, que habla cuando se le lleva ruido,
sobre ríos o estanques,
que tuvo una belleza más que humana,
Pero, ¿dónde están las nieves de antaño?

¿Dónde está la muy discreta Eloisa?,
por quien fue castrado, y luego monje,
en Saint Denys, Pedro Abelardo.
Por su amor, tuvo esta desgracia.
Del mismo modo, ¿dónde está la reina
que ordenó que Buridán
fuera arrojado en un saco al Sena?
Pero, ¿dónde están las nieves de antaño?

La reina Blanca, como flor de lis,
que cantaba con voz de sirena,
Berta la del gran pie, Beatriz, Alis,
Harenburgis, que tuvo el Maine,
Y Juana, la buena lorenesa,
a quien los ingleses quemaron en Rouen;
¿dónde están, Virgen soberana?
Pero, ¿dónde están las nieves de antaño?

Príncipe, no preguntéis esta semana,
dónde están, ni este año,
sin que os lleve a este refrán:
Pero, ¿dónde están las nieves de antaño?




jueves, 19 de septiembre de 2013

Di, perra mora




Di, perra mora
Di matadora
¿por qué me matas,
y, siendo tuyo,
tan mal me tratas?




Pedro Guerrero


jueves, 22 de agosto de 2013

Salve Regina


Tuus totus ego sum, et omnia mea tua sunt.




Soy todo de Vos, y todo cuanto tengo os pertenece.

Vasallaje

Accipio te in mea omnia: praebe mihi cor tuum, o María!

Os recibo por mí todo; Dadme, ¡oh María!, vuestro corazón.



Molde de Dios
Paraíso terrestre del nuevo Adán
Horno ardiente donde todo hierro se transforma en oro
Puerta de Oriente
Santuario
Reposo
Trono
Ciudad
Altar
Templo
Mundo de Dios.



Hortus conclusus, soror mea, sponsa,
hortus conclusus, fons signatus!

Huerto cerrado eres, hermana mía Esposa,
huerto cerrado, fuente sellada.

San Luis María Grignon de Monfort

domingo, 18 de agosto de 2013

Ce jour de l'an


Ce jour de l'an voudray joye mener
Chanter, danser, et mener chiere lie,
Pour maintenir la coutume jolye
Que tous amants son tenus de garder.

Et pour certain tant me voudray poier.
Que je puisse choisir nouvelle amie
Ce jour de l'an voudray joye mener,
Chanter, danser, et mener chierie lie

A laquelle je puisse presenter
Cuer, corps et biens, sans faire despartie.
He, dieus d'amours, syés de ma partie,
Que Fortune si ne me puist grever.

                                                                        Guillaume Dufay







Este día del año, quisiera llevar alegría,
cantar, bailar, y llevar a una querida amiga
para mantener la agradable costumbre
que todos los amantes deben guardar.

De tan cierto que me gustaría
poder escoger una nueva amiga,
Ese día del año, quisiera llevar alegría,
cantar, bailar, y llevar a una querida amiga.

A la cual pueda presentar
piel, cuerpo y bienes sin separación.
Ah, dioses del amor, estad de mi lado,
que Fortuna no pueda perjudicarme.

sábado, 20 de julio de 2013

A ésta amé yo desde mi juventud


A ésta amé yo desde mi juventud, procuré tomarla por esposa mía, y quedé enamorado de su hermosura. Ella manifiesta la gloria de su origen porque habita con Dios, y el Maestro de todas las cosas la ama.

Salomón


Dulcinea es alta por linaje, a causa de que sobre la buena sangre resplandece y campea la hermosura con más grados de perfección que en las hermosas y humildemente nacidas.

Miguel de Cervantes


Cuando a Beatriz, con el izquierdo flanco,
veo que al sol con el ojo franco afronta
que águila nunca le clavó tan franco.
Y cual rayo segundo se remonta
del primero, cuando a éste algo se opuso,
y asciende cual halcón con su ala pronta,
así su gesto en su inconsciente infuso
por los ojos, mi gesto le sucede
reflejo, y mire al sol como no es uso.

Dante Alighieri


Nadi puede ser dichoso,
señora, ni desdichado
sino que os haya mirado.

Porque la gloria de veros
en ese punto se quita
que se piensa mereceros,
así que sin conoceros,
nadi puede ser dichoso,
señora, ni desdichado
sino que os haya mirado.

Garcilaso de la Vega


En Tu Luz, veremos la Luz

David



jueves, 18 de julio de 2013

La Canción del Emperador. Mille Regretz.


Mil pesares por abandonaros
Y por alejar de mí vuestro rostro amado,
Mi pena y mi dolor son tan grandes
Que veo cerca el fin de mis días.





Mille regretz de vous abandoner
Et d'elonger, votre face amoreuse,
J'ai si grand dueil et peine douloureuse
Q'on me verra brief mes jours déffiner.

                                                              Josquin Desprez

miércoles, 17 de julio de 2013

Si hija de mi amor, mi muerte fuese



Si hija de mi amor, mi muerte fuese
¡qué parto tan dichoso que sería
el de mi amor contra la vida mía.
¡Qué gloria que le morir de amar naciese!

Llevara yo en el alma a donde fuese
el fuego en que me abraso, y guardaría
su alma fiel con la ceniza fría
en el mismo sepulcro en que durmiese.

De esotra parte de la muerte dura
vivirán en mi sombra mis cuidados,
y más allá del Lethe mi memoria.

Triunfará del olvido tu hermosura
mi pura fe y ardiente, de los hados;
y en el no ser, por amar, será mi gloria.


Francisco de Quevedo


lunes, 17 de junio de 2013

Dios sabe si hay Dulcinea o Esto es lo verdadero

La duquesa rogó a Don Quijote que le delinease y describiese, pues parecía tener felice memoria, la hermosura y facciones de la Señora Dulcinea del Toboso, que según lo que la fama pregonaba de su belleza, tenía por entendido que debía ser la más bella criatura del orbe y aún de toda la Mancha. Suspiró don Quijote oyendo lo que la duquesa le mandaba y dijo: Si yo pudiera sacar mi corazón y ponerle ante los ojos de vuestra grandeza aquí sobre esta mesa y en un plato, quitara el trabajo a mi lengua de decir lo que apenas se puede pensar, porque Vuestra Excelencia la viera en él toda retratada.

La duquesa insiste: ... nunca vuestra merced ha visto a la señora Dulcinea, y esta tal señora no es en el mundo, sino que es dama fantástica, que vuestra merced la engendró y parió en su entendimiento y la pinto con todas aquellas gracias y perfecciones que quiso.

En eso hay mucho que decir, respondió don Quijote, Dios sabe si hay Dulcinea o no en el mundo, y si es fantástica o no es fantástica. Y éstas no son cosas cuya averiguación se ha de llevar hasta el cabo. Ni yo engendré, ni parí a mi señora, puesto que la contemplo, como conviene que sea una dama que contenga en sí las partes que pueden hacerla famosa en todas las del mundo.

Pues, yo no estoy encantado, ni lo puedo estar según buen discurso, ella es la encantada, la ofendida y la mudada, trocada y trastocada, y en ella se han vengado en mí mis enemigos, y por ella viviré yo en perpetuas lágrimas hasta verla en su prístino estado.

Miguel de Cervantes


El primer día Dama, que te vi, cuando quisiste mostrarte a mí, aparté de mi corazón toda imagen ajena, todos mi quereres se confortaron a ti, la dulzura de tu risa y tu simple mirada han puesto en mí tal querer, ¡oh mi Dama! que me he olvidado en mí mismo y del universo.

Guillem de Cabestany



Esto es lo verdadero







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domingo, 16 de junio de 2013

El Lenguaje Secreto de Dante y de los «Fieles de Amor» II ; por René Guénon

Hemos dedicado un artículo precedente a la importante obra publicada en 1928 bajo ese título por el Sr Luigi Valli; en 1931 nos sorprendió la súbita y prematura muerte del autor, del que esperábamos otros estudios no menos dignos de interés, pues nos dejó un segundo volumen con el mismo título que el primero, conteniendo, con las respuestas a las objeciones que habían sido hechas a la tesis sostenida en aquél, cierto número de notas complementarias [1].

Las objeciones, que testimonian una incomprensión de la que no nos sorprendemos, pueden, como era fácil de prever, clasificarse ante todo en dos categorías: unas emanan de «críticas literarias» imbuidas de todos los prejuicios escolares y universitarios, otras de medios católicos en los que no se quiere admitir que Dante haya pertenecido a una organización iniciática; todos coinciden, en suma, aunque por razones diferentes, en negar la existencia del esoterismo allí donde aparece con la más clamorosa evidencia. El autor parece otorgar una gran importancia a los primeros, que él discute mucho más extensamente que los segundos; nosotros habríamos estado tentados, por nuestra parte, de hacer exactamente lo contrario, viendo en estos últimos un síntoma todavía más grave de la deformación de la mentalidad moderna; pero esta diferencia de perspectiva se explica por el punto de vista especial en el cual el Sr.Valli ha querido colocarse, y que es únicamente el de un «investigador» y un historiador. Desde este punto de vista tan exterior resultan cierto número de lagunas e inexactitudes de lenguaje que ya hemos señalado en el capítulo anterior; el Sr. Valli reconoce, precisamente a propósito de ello, que «no ha tenido contacto con tradiciones iniciáticas de ningún género», y que su «formación mental es claramente crítica»; es muy de destacar que haya llegado a conclusiones tan alejadas de las de la «crítica» ordinaria, y que son tan sorprendentes por parte de alguien que afirma su voluntad de ser un «hombre del siglo XX». No es menos lamentable que rehuse comprender la noción de ortodoxia tradicional, que persista en aplicar el término despectivo de «sectas» a las organizaciones de carácter iniciático y no religioso y que niegue haber cometido una confusión entre «místico» e «iniciático», cuando precisamente la repite durante todo el segundo volumen; pero estos fallos no deben impedirnos reconocer el gran mérito que tiene, para el «profano» que quiere serlo y permanecer siéndolo, el haber apreciado una buena parte de la verdad a pesar de todos los obstáculos que su educación debía aportarle naturalmente, y haber dicho, sin temor a las contradicciones que debían plantearse por parte de aquellos que tienen algún interés en que permanezca ignorada.

Subrayaremos solamente dos o tres ejemplos típicos de la incomprensión de los «críticos» universitarios: algunos han llegado a pretender que una poesía que es bella no puede ser simbólica; les parece que una obra de arte no puede ser admirada más que si no significa nada y que la existencia de un sentido profundo ¡destruye el valor artístico! He aquí, expresada lo más claramente posible, esta concepción «profana» que ya hemos señalado últimamente en muchas ocasiones, a propósito del arte en general y de la poesía en particular como una degeneración muy moderna y contraria al carácter que las artes tanto como las ciencias tenían en su origen y que han tenido siempre en toda civilización tradicional. Notemos a este respecto una fórmula bastante interesante citada por Valli: todo el arte medieval, por oposición al arte moderno, «trata de la encarnación de una idea, no de la idealización de una realidad»; diríamos además de una realidad de orden sensible, pues la idea es también una realidad, y de un grado superior; esta «encarnación de la idea» en una forma, no es otra cosa que el simbolismo mismo.

Otros han emitido una objeción verdaderamente cómica: sería «vil», pretenden, escribir en "jerga", es decir en un lenguaje convencional; evidentemente no ven en ello más que una especie de cobardía y de disimulo. A decir verdad, quizá el Sr, Valli mismo ha insistido demasiado exclusivamente, como ya habíamos hecho notar, sobre la voluntad que tenían los "Fieles de Amor" en ocultarse por motivos de prudencia; no es discutible que esto haya ocurrido en efecto, y fue una necesidad que les vino impuesta por las circunstancias; pero esa no es más que la menor y la más externa de las razones que justifican el empleo que han hecho de un lenguaje que no era convencional sino también y ante todo simbólico. Se encontrarían ejemplos análogos en cualquier otra circunstancia donde no hubiese habido ningún peligro en hablar claramente si la cosa hubiese sido posible; se puede decir que, incluso entonces, existiría la necesidad de descartar a los que no estuviesen ­«cualificados», lo que proviene ya de otra preocupación distinta a la simple prudencia; pero lo que es necesario decir sobre todo, es que las verdades de cierto orden, por su naturaleza misma, no pueden explicarse más que simbólicamente.

Por último, hay quien encuentra inverosímil la existencia de la poesía simbólica de los «Fieles de Amor», porque constituiría un «caso único», mientras que Valli se vio obligado a mostrar que, precisamente en la misma época, ocurría lo mismo también en Oriente, y particularmente en la poesía persa. Se podría añadir que este simbolismo del amor ha sido empleado a veces igualmente en la India; y, para ceñirnos al mundo musulmán, es bastante singular que se hable siempre, casi únicamente a este respecto, de la poesía persa, mientras que se pueden encontrar fácilmente ejemplos similares en la poesía árabe, de un carácter no menos esotérico, por ejemplo en Omar ibn EI-Farid. Añadamos que muchos otros «velos» han sido empleados igualmente en las expresiones poéticas del Sufismo, comprendido el del escepticismo, del que se puede citar como ejemplos a Omar EI-Kayyam y Abul-Alâ El Maarri; en cuanto a este último sobre todo, muy pocos son los que saben que fue en realidad un iniciado de alto rango; y, hecho que no habíamos visto señalado en ninguna parte hasta ahora, ocurre algo particularmente curioso para el caso que nos ocupa y es que su Risâlatul-Ghufrân podría ser considerado como una de las principales «fuentes» islámicas de la Divina Comedia.

En cuanto a la obligación impuesta a todos los miembros de una organización iniciática de escribir en verso, concordaría perfectamente con el carácter de «lengua sagrada» que te­nía la poesía; como lo dice muy justamente el Sr. Valli, se trataría de algo muy distinto a «hacer literatura», fin que no han tenido nunca Dante y sus contemporáneos, los cuales, añade él irónicamente, «tenían la desgracia de no haber leído los libros de la crítica moderna». En una época muy reciente aún, en ciertas cofradías esotéricas musulmanas, cada uno debía todos los años, en ocasión del mûlid del Shaij, componer un poema en el cual se esforzaban, aunque fuese en detrimento de la perfección de la forma, en encerrar un sentido doctrinal más o menos profundo.

Por lo que respecta a las nuevas puntualizaciones del Sr. Valli que abren la vía a otras investigaciones una de ellas concierne a las relaciones de Joaquín de Fiore con los «Fieles de Amor»: Fiore es uno de los símbolos más utilizados en la poesía de éstos, como sinónimo de Rosa; y, bajo este título de Fiore, ha sido escrita una adaptación italiana del Roman de la Rose por un florentino llamado Durante, que es casi con toda certeza el mismo Dante [2]. Por otra parte, la denominación de convento de San Giovanni ln Fiore, de donde Gioacchino di Fiore toma su nombre, no aparece en ninguna parte antes que en él; ¿es él mismo el que se la dio? y ¿por qué razón escogió este nombre? Cosa notable, Joaquín De Fiore habla en sus obras de una «viuda» simbólica, como Francesco da Barberino y Boccacio, que pertenecían a los «Fieles de Amor»; y añadimos que, aún en nuestros días, esta «viuda» es bien conocida ­en el simbolismo masónico. A este respecto, es fastidioso observar que las preocupaciones políticas parecen haber impedido ­al Sr. Valli hacer ciertas comparaciones sin embargo muy sorprendentes: hay razón, sin duda, para decir que las organizaciones iniciáticas de las que se trata no son la Masonería, pero, entre ésta y aquéllas, el nexo no es menos cierto; ¿y no es curioso, por ejemplo que el «viento» tenga en el lenguaje de los «Fieles de Amor», exactamente el mismo sentido que la "lluvia" en el de la Masonería? Otro punto importante es el que concierne a las relaciones de los «Fieles de Amor» con los alquimistas: un símbolo particularmente significativo a este respecto se encuentra en los Documenti d'Amore de Francesco da Barberino. Se trata de una figura en la cual doce personajes dispuestos simétricamente, y que forman seis parejas representando otros tantos grados iniciáticos, rodean a un único personaje situado en el centro; este último, que lleva en sus manos la rosa simbólica, tiene dos cabezas, una masculina y otra femenina, y es manifiestamente idéntico al Rebis hermético. La única diferencia notable con las figuras que se encuentran en los tratados alquímicos es que, en éstas, es el lado derecho el masculino y el lado izquierdo el femenino, mientras que aquí encontramos la disposición inversa; esta particularidad parece haber escapado a Valli, no obstante le da una explicación, sin que parezca darse cuenta, puesto que dice que «el hombre con su intelecto pasivo está unido a la Inteligencia activa, representada por la mujer», mientras que generalmente es lo masculino lo que simboliza al elemento activo y lo femenino al elemento pasivo. Lo que es más destacable es que esta especie de inversión de la relación habitual se encuentra igualmente en el simbolismo empleado por el tantrismo hindú; y la aproximación se impone todavía mucho más, cuando vemos a Cecco d' Ascoli decir: «onde io sono ella», exactamente como los Shaktas, en lugar de So´ham, «Yo soy EI»(el Ana Hoa del esoterismo islámico) dicen Sâ'ham, «Yo soy Ella». Por otra parte, Valli subraya que, al lado del Rebis representado en Rosarium Philosophorum, se ve una especie de árbol portando seis parejas de rostros dispuestos simétricamente a cada lado del tallo y un rostro único en la cumbre, que él identifica con los personajes de la figura de Francesco da Barberino; parece tratarse efectivamente en los dos casos, de una jerarquía iniciática en siete grados, estando caracterizado esencialmente el último grado por la reconstitución del Andrógino hermético, es decir, en suma, la restauración del «estado primordial»; y esto concuerda con lo que hemos tenido la ocasión de decir sobre el significado del término «Rosa-Cruz», que designa la perfección del estado humano. A propósito de la iniciación de siete grados, hemos hablado, en nuestro estudio sobre El esoterismo de Dante, de la escalera de siete peldaños; es cierto que éstos, generalmente, más bien están en correspondencia con los siete cielos planetarios, que se refieren a los estados suprahumanos; pero, en razón de la analogía, debe existir en un mismo sistema iniciático, una similitud de repartición jerárquica entre los «misterios menores» y los «misterios mayores». Por otra parte, el ser reintegrado al centro del estado humano está por ello mismo preparado para elevarse a los estados superiores y domina ya las condiciones de la existencia en este mundo del que se ha transformado en maestro; por eso el Rebis del Rosarium Philosophorum tiene bajo sus pies a la luna, y en el de Basilio Valentín al dragón; este significado ha sido completamente ignorado por el Sr.Valli, que no ha visto en ello más que símbolos de la doctrina corrompida del «error que oprime al mundo», mientras que, en realidad, la luna representa el dominio de las formas (el simbolismo es el mismo que el de «caminar sobre las aguas»); y el dragón es aquí la representación del mundo elemental.

Luigi Valli, aun teniendo alguna duda sobre las relaciones de Dante con los Templarios, de las que existen múltiples indicios, levanta una discusión respecto a la medalla del museo de Vienne de la que hemos hablado en El Esoterismo de Dante; él ha querido ver esta medalla y ha comprobado que sus dos caras habían sido reunidas posteriormente y habían debido pertenecer primero a dos medallas diferentes; reconoce además que esta extraña operación no ha debido hacerse sin alguna razón. En cuanto a F.S.K.l.P.F.T. que figuran en el reverso, son para él las de las siete virtudes: Fides, Spes, Karitas, Justitia, Prudentia, Fortitudo, Temperantia, aunque hay una anomalía en el hecho de ­que están dispuestas en dos líneas de cuatro y tres en lugar de estarlo por tres y cuatro como lo querría la distinción de las tres virtudes teologales y las cuatro virtudes cardinales; como además están unidas a ramas de laurel y de olivo, «que son propiamente las dos plantas sagradas de los iniciados», admite que esta interpretación no excluye forzosamente la existencia de otro significado más oculto; y añadiremos que la ortografía anormal de Karitas, en lugar de Charitas, podría haber sido necesaria precisamente por este doble sentido. Por lo demás, habíamos señalado en el mismo estudio, el papel iniciático dado a las tres virtudes teologales, y que ha sido conservado en el 18º grado de la Maso­nería escocesa [3]; por otra parte, el septenario de las virtudes está formado por un ternario superior y un cuaternario inferior, lo que indica suficientemente que está constituido según los principios esotéricos; y finalmente puede también corresponder, como el de las «artes liberales» (divididas a su vez en trivium y quadrivium), a los siete escalones a los cuales hacíamos alusión anteriormente, tanto más cuanto que, de hecho, la «fe» (la Fede Santa) figura siempre en el más alto escalón de la «escala misteriosa» de los Kadosch; todo esto forma pues un conjunto mucho más coherente de lo que puedan creer los observadores superficiales.

Por otro lado, Valli ha descubierto en el mismo museo de Vienne, la medalla original de Dante, y el reverso de ésta presenta aún una figura muy extraña y enigmática: un corazón situado en el centro de un sistema de círculos que tiene la apariencia de una esfera celeste, pero que no lo es en realidad, y a la que no acompaña ninguna inscripción [4]. Hay tres meridanos y cuatro círculos paralelos, que el Sr. Valli relaciona respectivamente con las tres virtudes teologales y las cuatro cardinales; lo que llevaría a pensar que esta interpretación debe ser exacta es sobre todo la justa aplicación, en esta disposición, del sentido vertical y del sentido horizontal con relación a la vida contemplativa y a la activa o a la autoridad espiritual y al poder temporal que rigen una y otra, a lo que corresponden estos dos grupos de virtudes, que un círculo oblicuo, completando la figura (y formando con los demás el número 8 que es el del equilibrio), religa en una perfecta armonía bajo la irradiación de la «doctrina del amor» [5]. Una última nota concierne al nombre secreto que los «Fieles de Amor» daban a Dios: Francesco da Barberino, en su Tractatis Amoris, se ha hecho representar en una actitud de adoración ante la letra "I"; y, en la Divina Comedia, Adán dice que el primer nombre de Dios fue "I" [6], nombre que vino a ser después El. Esta letra "I", que Dante llama la «novena figura», siguiendo su lugar en el alfabeto latino (y sabemos la importancia simbólica que tenía para él el número 9 [7], no es evidentemente otra que la iod, aunque ésta sea la décima letra en el alfabeto hebreo; y, de hecho, la iod, además de ser la primera letra del Tetragrama, constituye un nombre divino por sí misma; ya sea aislada o ya sea repetida tres veces [8]. Es esa misma iod que en la Masonería, se ha transformado en la letra G, por asimilación con God (pues fue en Inglaterra donde se operó esta transformación); esto sin perjuicio de otros múltiples significados que han venido secundariamente a concentrarse en esa misma letra G, y que no está en nuestro propósito examinar aquí.

Es de desear vivamente, deplorando la desaparición del Sr. Luigi Valli, que encuentre continuadores en este campo de investigaciones tan vasto como poco explotado hasta ahora; y parece que debe ser así, puesto que él mismo nos advierte que ha sido seguido por el Sr. Gaetano Scarlata, que ha dedicado una obra al estudio especial del tratado De vulgari eloquentia de Dante, libro «lleno de misterios» como también Rossetti y Aroux lo habían visto, y que, mientras que parece hablar simplemente del idioma italiano, se refiere en realidad a la lengua secreta, según un procedimiento igualmente en uso en el esoterismo islámico, en donde, como lo hemos señalado en otra ocasión, una obra iniciática puede revestirse con la apariencia de un simple tratado de gramática. Se harán sin duda aún muchos otros descubrimientos en el mismo orden de ideas; y aunque los que se consagran a estas investigaciones no aporten personalmente más que una mentalidad «profana (con la condición de que sea no obstante imparcial) y no vean más que el objeto de una especie de curiosidad histórica, los resultados obtenidos no serán menos susceptibles en sí mismos, y para los que sabrán comprender todo su alcance real, de contribuir eficazmente a una restauración del espíritu tradicional: estos trabajos ¿no se relacionan, aunque sea inconsciente e involuntariamente, con la búsqueda de la Palabra perdida», que es lo mismo que la «búsqueda del Grial»?

NOTAS:
[1] Il linguagio segreto di Dante e dei "Fedeli d´Amore", vol. II (Discusione e note aggiunte), Roma, Biblioteca di Filosofia e Scienza, Casa editrice "Optima".
[2] Dante, en efecto, no es más que una contracción de Durante, que era su verdadero nombre.
[3] En el 7º grado, el de «Caballero de Oriente y de Occidente», se encuentra también una divisa formada por siete iniciales, que son las de un septenario de atributos divinos cuya enumeración esta sacada de un pasaje del Apocalipsis.
[4] Este corazón situado así nos recuerda la figura no menos notable y misteriosa del corazón de Saint-Denis d'Orques, representado en el centro de los círculos planetario y zodiacal, figura que fue estudiada por el Louis Charbonneau-Lassay en la revista Regnabit.
[5] Se podrá, a este propósito, acudir a lo que ya hemos dicho del tratado De Monarchia de Dante en Autoridad espiritual y poder temporal.
[6] Paraíso, XXVI, 133.
[7] (N. del T.: En el original francés viene el nº 4 pero creemos que está equivocado ­y que en realidad se refiere al número 9).
[8] ¿Es por una simple coincidencia que el corazón de Sant-Denis d'Orques, del que acabamos de hablar, lleve una herida (o algo que se le parece) en forma de iod? No habría razones para suponer que las antiguas representaciones del "Sagrado Corazón" anteriores a su adopción «oficial» por la Iglesia, hayan podido tener alguna relación ­con doctrina de los «Fieles de Amor» y de sus continuadores?



Artículo publicado en la revista Le Voile d´Isis, marzo de 1932.